BENICARLÓ

El poblamiento más antiguo conocido en Benicarló, es el Poblado Ibérico del «Puig». Los vestigios más primitivos hallados en él remontan su origen a la época final del Bronce o inicios del Hierro Antiguo (s. VIII a. C.).

El origen del Benicarló actual, sería sin embargo una pequeña alquería árabe denominada «Benigazló» o «Benigazlúm» (ubicada en la zona de la plaza de Sant Bartomeu y la calle Ample), aunque el testimonio escrito más antiguo del que se tiene constancia data de 1236, la «Carta Puebla» otorgada por Jaime I con la denominación de «Benicastló». En 1359, Benicastló se emancipa de Peñíscola. Durante esos años Benicarló ha formado parte de las órdenes del Templo y de Montesa. Su lealtad a esta última orden durante las Guerras Germánicas (1519-1523) le valieron para obtener el título de villa y otros privilegios comerciales, como una feria anual por San Bartolomé (origen de las actuales Fiestas Patronales).


Con la Reconquista, Benicarló había quedado amurallada, aunque éstas fueron destruidas en 1707 con la Guerra de Sucesión. El año 1838, con las Guerras Carlinas, el general Cabrera perdió el control de la ciudad durante un par de años. Con el siglo XIX llegaría uno de los momentos de más auge económico para Benicarló con la producción y exportación del vino de Carlón. Fruto de ello, en 1883 se forma la Compañía del Puerto y tres años más tarde comenzarían las obras. Asimismo, a principios del siglo XX, la plaga de la filoxera acabaría con toda la viña.

El año 1926, el rey Alfonso XII otorga a Benicarló el título de ciudad. Después de la Guerra Civil, Benicarló experimenta un gran crecimiento a causa de su fuerte industrialización.